Cantabria posee un entorno natural de gran
belleza, pero a la vez de clima áspero y abrupto paisaje con inaccesibles
montañas. Esta peculiar geografía y la gran fantasía de nuestros antepasados
favorecieron que generación tras generación se transmitieran oralmente temes de
interés común en cuestiones sociales, históricas, de relación con la
naturaleza, los espíritus, los animales, los bosques, las aguas, el clima o el
misterio de la vida.
La Tradición Mitológica de Cantabria ha creado
leyendas de seres fantásticos para explicar
los fenómenos naturales y cualquier cosa para
la que no tuvieran una explicación.
Entre sus personajes viven números seres mitológicos que representan el
bien y el mal, los deseos y debilidades de las personas, los miedos, la
brujería, los monstruos, el más allá...
Ahora conozcamos algunos de ellos:
ANJANA
De pequeñas dimensiones y tez muy
pálida, mirada tierna y serena es representada con largas trenzas y sobre su
cabeza una corona de flores silvestres. Viste una fina y larga túnica blanca
que cubre con una capa azul. En las manos lleva una vara con flores silvestres
con la que golpea la tierra, el agua y con la que hace sus encantamientos.
Es un ser bondadoso que
representa el bien y la humildad que ampara y ayuda a la gente necesitada,
caminantes perdidos y aterrorizados en el monte o a los animales heridos, árboles
partidos por la tormenta, a los pobres y a los que sufren.
Deja regalos a las puertas de las
casas donde vive alguien que se lo ha merecido y se las invoca para pedir ayuda
pero solo la prestan si quien la pide es buena persona.
Descansa en las orillas de ríos y
arroyos
OJÁNCANO
Considerado el señor de los bosques
es un titán gigante de fuerza descomunal y un solo ojo que brilla en la
oscuridad y que le permite ver de forma aguda y a gran distancia. Largas barbas
y melenas rojas le cubren casi por entero. Muge como un toro tudanco con los cuales
se pelea y siempre sale victorioso.
Vive en lúgubres e inhóspitas
grutas cuya entrada suele estar cegada para impedir el paso a los humanos con
maleza y grandes rocas. Los lugares favoritos para su gruta suelen ser los
desfiladeros y los barrancos.
Encarna el mal, lo negativo y
salvaje. Solo piensan en hacer maldades como derribar cabañas, cegar las
fuentes, derribar árboles, robar gallinas y vacas, rapta a jóvenes pastoras, abrir
simas y barrancos, arrastrar peñas hasta las camperas donde pasta el ganado...
Entre los lugareños siembra el rencor, la soberbia la envidia y el hurto.
Tiene el don de la metamorfosis y
puede adoptar varias formas. Puede transforma en mendigo que busca amparo pero
otras veces en árbol robusto situado a la orilla de caminos y al paso de
carretas cargadas este se derrumba sobre los bueyes.
¡Pobre de quien se cruce con él
en el monte!
OJÁNCANA
Gigantes y horripilantes seres
que habitan en cavernas de gran fuerza y cara chata. Es la mujer del Ojáncano,
pero todavía más maligna que él. Las hay que solo tienen un ojo en la frente,
lo que las hace el único caso de mujer cíclope de la mitología universal. Tiene
el cabello oscuro y alborotado y de su boca sobresalen enormes y retorcidos
dientes.
Caracterizada por sus pechos
deformes y descomunales y se los echa sobre los hombros cuando sale de cacería
y tiene que correr. Entre sus presas favoritas se encuentran los niños y no
dudan en devorárselos.
Es la antítesis de la dulzura y
de la bondad y solo un duende o las anjanas pueden proteger a los humanos de
este ser.
Dentro de las Ojáncanas hay que
destacar una variedad conocida como “Juncana de las siete villas”, cíclope con
alas de murciélago y patas de cabra, quien además de comerse niños crudos le
gusta mear a la gente desde las alturas; y cuentan que a quien le cae una gota
en la cabeza, se quedan calvos sin remedio.
LOS NUBEROS
A estos seres chiquitines se les atribuye
la capacidad el controlar el tiempo atmosférico, especialmente las nubes y las
precipitaciones. Son malignos y cabalgan sobre la tempestad y los nubarrones de
granizo.
Aunque su apariencia varía según
la zona, se les describe como antropomorfos y extremadamente feos, envejecidos,
tez oscura, boca y orejas grandes. Sus ojos pequeños y hundidos brillan como rojas
brasas de fuego.
Se les tiene temor por los
destrozos que ocasionan en los pueblos por eso los lugareños, durante las
noches encienden cirios y tocan las campanas para ahuyentarlos.
LOS VENTOLINES
Al contrario que los nuberos, son geniecillos benévolos y simpáticos con cara de ángel y con grandes alas verdes. Sus ojos son tan blancos como la espuma que forman ls olas del mar.
Viven sobre el mar y ayudan a los pescadores viejos a remar o que se encuentran en peligro en el mar, conduciendo la lancha a puerto. Cuando el pescador los llama, bajan de entre las nubes y soplando provocan una suave brisa que lleva sin peligro la barca a la orilla. También le ayudan protegiéndolo del frío con sus alas y cargando los peces en su barca.
EL CULEBRE
Mitad serpiente mitad dragón,
cabeza ancha, grande y potente mandíbula, grandes colmillos y lengua bífida. Sus
patas tienen afiladas garras y posee dos alas parecidas a las de un murciélago
sobre su lomo.
Vive en grutas de complicado acceso muy cerca
de acantilados.
Todos los años le hacían una
ofrenda en forma de persona a la que ataban a la entrada de la gruta a un
poste. Alguna historia narra que unos campesinos lograron vencerlo mediante engaños
y así se libraban de alimentarlo y de darle las ofrenda.
EL TRENTI
Duende travieso, bromista y pequeñuco, de cara oscura y ojos verdes. Es picaruelo y bribón que habita en los bosques de Cantabria.
Va vestido con hojas, musgo y raices lo que le proporciona un perfecto camuflaje entre la vegetación del entorno. En invierno duerme bajo el abrigo de las torcas y en verano busca el frescor de los árboles.
Le encanta esconderse entre los bardales para tirar de las faldas o pellizcar en las piernas a las muchachas, y después se escapa corriendo o dando volteretas.
Aunque su naturaleza es bromista, tambien ayudan a los hombres sin que estos lo sepan, sobre todo a los niños. También ayudan al pastor a buscar a su ganado tras la tormenta, de las maldades de Ojáncano o a las ancianas que no pueen valerse por si mismas.
Se alimenta de panojas (mazorcas) y endrinos y bebe leche ya que el agua para el veneno.
LOS CABALLUCOS DEL DIABLO
Estos seres aparecen en la noche de San Juan con un estallido de fuego y humo e inundan el silencio de la noche con un bramido infernal. Portan alas de libélula y su presencia es señal de grandes desgracias sobre todo para los que no han sido previsores y han cogido un manojo de la hierva mágica que todo lo puede: la verbena.
Se alimentan de tréboles de cuatro hojas y flores del agua ya que si algún mozo o moza encuentra la flor del agua, encontrarán con ellas la felicidad y el amor. Si por el contrario encuentran un trebol de cuatro hojas, serán afortunados con las cuatro gracias de la vida, una por cada hoja.
Se dice que hay siete caballucos, uno de cada color (rojo, blanco, negro, azul, verde, amarillo y naranja) y que el de color rojo es el jefe de todo ellos y sobre el cabalga el mismo diablo. Cada uno de estos caballucos era el alma de un hombre que por sus pecados pierden su alma y se ven obligador a recorrer Cantabria por el resto de la eternidad. Según esto serían:
Rojo: Un hombre que prestaba el dinero a los labradores y luego les embargaba sus propiedades
Blanco: Molinero que robaba sacos de trigo a su señor
Azul: Un tabernero
Negro: Viejo ermitaño que engañaba a la gente
Amarillo: Juez corrupto
Verde: Señor con muchas tierras que desonrró a muchas muchachas
Naranja: Un hijo que pegaba a sus padres
Dejan huellas de herradura allá por donde pasan incluso en las rocas.
IJANAS DE ARAS
Son chiquitinas y van desnudas, además todas tienen un pecho enorme que voltean sobre el hombro derecho.
Revoltosas y glotonas, saquean las colmenas del valle y entran en las viviendas a robar comida para satisfacer su incontrolable glotonería. Una vez satisfecho su voraz apetito, se acercan a los regatos y se llenan de agua, permaneciendo en ellos hasta que vuelven a sentir la necesidad de más travesuras.
EL TENTIRUJO
Enanomalicioso vestido de rojocon largas manos con piel de color verde y orejas puntiagudas. Lleva una boina de rabo tieso en la cabeza. Hace que las muchachas obedientes y buenas dejen de serlo. Para elo, utiliza el secreto poder de la mandrágora, planta enbrujada con raíz de forma humana.
EL TRASTOLILLO
Duendecillo alocado y enredador de faciones pícaras y ojillos verdes, nariz regordeta y dientes picudos, dos pequeños cuernos y un rabillo corto. Cojea de su pata derecha desde que se cayó por una chimenea.
Vive en las moradas de los hombres y se les considera protectores de hogar aunque cierne la harina fuera, bebe leche, afloja las ventanas en días de viento, esconde las albarcas y requema los guisos entre estridentes risas. Luego finje lamentarse por el estropicio que él mismo ha causado.
EL TRASGU
Duende burlón, inquieto, juguetón y familiar, pequeño y totalmente invisble. Lleva siempre un gorro picudo.
Se le asocia siempre con los despistes y olvidos ya que baja por las chimeneas escondiendo las cosas de la casa para que nadie las encuentre. De día y pese a su cojera, sube a los árboles desde donde tira chinitas a la gente. Su traje está hecho de cortezas cosidad con hiedras.
Se le adjudican ruidos norcturnos que despiertan a la gente en mitad de la noche además de pequeñas diabluras.
LA GUAJONA
Mujer
vampiro de Cantabria. Es vieja y delgada y va tapada de la cabeza a los
pies con un manto negro. Sus manos so sarmentosas y sus pies patas de
aves. Su cara es de color amarillento y está muy consumida, rugos,
peluda y con verrugas. Sus ojos son muy brillantes y tiene un solo
diente afilado que llega hasta debajo de la barbilla y que clava a los
niños y a los mozos mientras duermen, dejándolos descoloridos y débiles.
EL CUEGLE
Con cuerpo de animal y cara humana achaparrados y gordos, con tres brazos, manos enormes y una especie de cuerno en la cabeza que utiliza para escarbar en la tierra buscando su aliembto faborito, las orugas. Su mano derecha tiene pintas verdes y las piernas están llenas de arañazos y cicatrices. Su sangre es blanca y nunca se ve arto y traga y traga todo lo que se encuentra ya que tiene cinco estómagos.
Roba a los niños pequeños con cuna y todo si estos no tienen un ramo de acebo y otro de roble cuyas hojas aborrecen estos seres.
Dicen que nace cada 30 años de una anjana maldecida y un oso.
EL MUSGOSU
Criatura de los bosques de caracter benévolo y benefactor. Es alto, sombrío, con aire cansado. Anda por las brañas vestido de musgo, sombrero de hojas, escarpines de piel de lobo y le acompaña siempre un zurrón donde guarda su flauta con la que toca un son triste en su flauta para guiar a los pastores en apuros.
Por las noches silba desde las cumbres cuando un peligro cierne sobre ellos.
Compasivo y trabajador infatigable, repara las chozas de los vaqueros que ha derribado el temporal.
Siempre está caminando muy lentamente, como si estuviese cansado, pero nunca se detiene y sin dejar de andar toca la flauta, aunque solo por el día porque por la noche silba.
EL ARQUETU
Anciano de larga melena roja y hábito blanco con manchas moradas lleva pintada una cruz en la frente rodeada de llaves y candados verdes.
Camina muy despacio y nadie sabe de dónde viene y a dónde va. Porta un arca de oro y una talega que enseña a la gente para que no malgaste los caudales ya que le enfada que la gente malgaste su dinero.
Cuando alguien pierde sus bienes y se refugia en el monte, el Arquetu se compadece de él y abriendo su arca le da unas monedas para que las invierta en su trabajo. Pero si por el contrario invierte mal su dinero en vicios, y lo derrocha, el Arquetu lo condena a pedir limosna por los caminos.
Y hasta aquí algunos de los personajes más conocidos de la Mitología de Cantabria, aunque no son los únicos.